Una mezcla fatídica

Fabricio; Manuel Pablo, Piscu, Colotto, Filipe; Antonio Tomás, De Guzmán, Lafita, Pablo Alvarez; Valerón, Bodipo. Esta es la alineación que el Deportivo de la Coruña o, más bien, Miguel Ángel Lotina, formó para disputar la vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey frente al Sevilla, encuentro en el que los coruñeses debían remontar el 2-1 cosechado en el Pizjuán.

En principio la formación arriba nombrada es competente y, excepto por el detalle de que en la portería jugaría Fabricio (no entiendo porqué la adoración de Loti por este espantoso portero), una alineación digna de cualquier otro partido; pero el entrenador deportivista no contaba con un detalle: la compenetración. Los jugadores blanquiazules se mostraron torpes a la hora de coordinarse entre ellos, algo que quedaría incluso reflejado en el marcador con el tercer gol sevillista, que llegaría después de un choque entre Adrían López y Colotto quedando ambos tirados en el suelo (si, en ese momento sentí vergüenza); este último completaría una primera parte horrenda, teniendo parte de culpa en todos los goles, sobretodo en el segundo, dejando el balón de cara a Luis Fabiano y luego mostrándose torpe hasta para frenarlo haciéndole falta. Definitivamente, la apuesta de Lotina no había salido bien y el Deportivo quedaría eliminado con un contundente 0-3 en Riazor; aunque, en mi opinión, la culpa se debe dividir y no todo lo que ha pasado en el campo fue culpa de Loti, como el propio técnico ha dicho en rueda de prensa para quitarle ese peso a los jugadores.

Fallos de Lotina
-No convocar a piezas claves como Lopo, Sergio y Guardado. Lopo necesitaba descanso después de jugar todos los encuentros anteriores, pero este no era el partido indicado para dárselo, ya que la simple presencia de Luisfa, Kanouté, Capel y Navas; requería la participación del mejor central del equipo. Por otra parte, Guardado ayuda tanto en ataque como en defensa, algo que se nota mucho en el rendimiento del equipo; mientras que Sergio le da esa calma veterana al medio del campo que no tienen ni De Guzmán ni Antonio Tomás.

-Poner a Fabricio en la portería en un partido tan importante. El portero suplente del Dépor ya había demostrado en más de una ocasión que no tiene el nivel suficiente como para jugar en el primer equipo. De nuevo, como anteriores oportunidades que el técnico le había brindado, estuvo timorato en todo tipo de lances.

Fallos de los jugadores
-No salir concentrados a un partido tan importante. Recibir un gol en el minuto 1 habla muy mal de la concentración y de las ganas con las que los jugadores saltaron al campo. Pese a que su técnico insistió con que había que salir con entusiasmo desde el principio, los futbolistas del Dépor salieron empanados y a los pocos segundos veían como todos los planes previos se iban al garete.

-No creer en la remontada tras el primer gol. Con el 0-1 en el marcador, los jugadores parecían dar por perdida la eliminatoria pese a los continuos ánimos de los aficionados y de su cuerpo técnico. La desgana se hacía patente en muchas jugadas, quedando tan solo dos hombres con casta, Bodipo y Valerón, peleando por hacer lo posible; algo imposible teniendo en cuenta que el resto del equipo no tenía fe.

Toca mirar hacia adelante y aprender de los fallos, tanto unos, como otros.