El caso Kakà

Hacía semanas que quería escribir sobre el, pero los acontecimientos se han precipitado hace escasos días, así que mejor ahora que antes, para tener mejor ilustrado el caso.

Finales de la liga pasada, el Milán no conseguía cumplir con los objetivos marcados y se quedaba fuera de la Liga de Campeones, primer palo para el Balón de Oro saliente, el segundo llego cuando le comunicaron que Ronaldinho iba a venir a jugar al Milan, su amigo fuera del campo, su enemigo dentro del mismo, si recordamos antecedentes, Kakà hacía un nulo trabajo/rendimiento con brasil cuando Ronie estaba en el campo, acaparaba los balones, las cámaras y el juego brillante, era el auténtico «regista» de la seleçao, mientras que Kakà era un adorno floral caro.

Ronie vino a Milan a lucirse, a recuperar el crédito que perdió en el Barça, a volver a convertirse antes de su retirada en lo que llegó a ser en sus primeros años como culé, aún tiene hambre de títulos, de goles y de balones de oro, para que vamos a engañarnos, capricho caro presidencial, sin sentido de esos que solo podemos ver en el mundo del fútbol, de esos que destruyen proyectos elaborados…

En ese momento Kakà llamó a Ancelotti, este paternalista le dijo lo que quería oír, que hay sitio para ambos en el Milan, que iban a marcar una época… Hacia años que soñaba con ser el nuevo «ragazzo d’oro», consagrar su vida al Milán, pero como contrapartida, Kakà necesitaba fe ciega en el, que el proyecto manara de el y no del resto, y que su sueldo fuera acorde con su galardón, el brasileño se dio cuenta tarde, tuvo que esperar a que Ronie firmara para ver realmente el error que había cometido, un error que mataba a Kakà y mataba al Madrid.

Recordemos que Calderón soñaba con Kakà, pero las negativas del mediapunta brasileño y del propio Galliani hicieron imposible la operación, José Ramón hábido de apartar las miradas de su cara, buscó otro crack, que parecía hacerle caso, si, Cristiano Ronaldo y se olvidó de Kakà… En ese momento el brasileño se autodescartó del Madrid, creyó en un nuevo caso Ronie, un balón de oro no podía ser segundo plato de nadie (todos sabemos como acabo el culebrón CR7) y buscó ayuda en su compatriota Scolari, que necesitaba un «regista», este Chelsea del que se había echo cargo no tenía samba… Pero la fatalidad se volvió a cernir sobre el caso Kakà, jugador comedido, casi nunca levanta la voz, siempre espera. Robinho tomó la delantera Filipao lo vió convencido y se tiró con los brazos abiertos a por el, Kakà pasaba a ser el postre que jamás degustaría, ¿triste?, puede ser, porque finalmente, el Madrid se quedó sin CR7 ni Kakà, el Chelsea sin Robinho y el brasileño y el bueno del «creyente», compuesto y sin novia.

Comenzó la temporada en Milán, ya nadie hablaba del, era un caso perdido, un recuerdo tácito del pasado, la discreta temporada anterior lo había apartado completamente del círculo de intocables, de aquellos que la gente observa y jamás olvida, Kakà sonaba a vieja gloria… Quiso empezar con buen pie, marcando el ritmo, volviendo a ser el señor del Milan, devolver a este equipo de donde nunca debió bajarse, y las primeras jornadas lo consiguió, sus compañeros lo buscaban, Ronie andaba medio perdido, Kakà aportaba llegada, ultimo pase, cambio de ritmo y verticalidad, era otra vez un arma cargada… Pero con el paso de las jornadas el otro brasileño comenzó a acaparar portadas, Ronaldinho salva al Milan, Ronaldinho recuperado, lo que no tenía que haber pasado, pasó. Es innegable que en capacidad mediática la figura de Ronie es infinitamente superior a la del discreto Kakà, uno es el sumun del individualismo y el otro es un jugador de equipo, y Ronie cogió el peso que necesitaba dentro de la prensa italiana, sus compañeros creían en el, y Ronie comenzó a creer de nuevo en si mismo, mientras tanto Kakà deambulaba por el campo pidiendo el balón y el consuelo, este Milan no le necesitaba y el mundo se terminaba por olvidar quién había sido Kakà. Hasta que no pudo más e hizo unas tímidas, aunque lapidarias declaraciones para la Gazzetta dello Spor:

«Jugamos juntos en el equipo nacional, pero no es lo mismo. Es una cuestión de entendimiento, que está faltando un poco.» – Refiriéndose a Ronie

«Me gustaría jugar más cerca de los delanteros, pero entiendo las necesidades del equipo. El hecho es que la gente espera algo diferente de mí, asistir en los goles, y si ellos no llegan recibo críticas.»

Kakà ya no quiere ser el «Ragazzo d’oro», Kakà está triste y se arrepiente una y mil veces de no haber abandonado Milan cuando estuvo a tiempo, ahora solo queda esperar que su caché y su figura no se destrocen completamente, y posiblemente en Junio salga de Milanello.