Desaparecen las ayudas defensivas, desaparece el Dépor…

Dani Navedo - El Sevilla ha ganado por 0-3 al Deportivo de la Coruña en el estadio de Riazor en la ida de los cuartos de final de la Copa del Rey. Una eliminatoria que se preveía como «igualada», ha quedado resulta en noventa minutos. El Sevilla ha sido muy superior a un Deportivo que acusó las bajas y el cambio de sistema, pues los jugadores estuvieron perdidos en todo momento.

El partido era más o menos el esperado. Sabíamos que el Dépor no saldría a por el gol, sino que trataría de lograrlo a base de paciencia, pero la defensa no estaba funcionando y, aún con tres centrales, el Sevilla llegaba con bastante facilidad al borde del área de Manu. Si bien es cierto que mientras el marcador fuese de 0-0, el plan seguiría su curso y los blanquiazules atacarían solo cuando fuese necesario, pero un error del portero local a la hora de salir a por un balón suelto conllevaría el primer gol del Sevilla, obra de Negredo, superando fácilmente al meta blanquiazul al que la duda había matado. El partido se ponía muy negro para los intereses de un Deportivo al que le costaba muchísimo dar tres pases seguidos, algo que dificultaba todavía más la buena presión adelantada de los visitantes.

El Dépor saltó al campo antes que el Sevilla tras el descanso, como ya había hecho frente al Valencia en la vuelta. Cuestión de intimidación o simplemente casualidad, solo lo sabe Lotina, los locales salieron más enchufados en los segundos cuarenta y cinco minutos. Pese a todo, el atasco en el medio campo seguía estando presente y cada vez que Capel o Navas enganchaba el balón, olía a peligro. La solución a la falta de creación, Juan Carlos Valerón. Pero la sorpresa es que no salía solo, sino que con él entraba al campo David Añón, quien se colocaría como extremo diestro. El problema para el Deportivo ahora, era hacer llegar el balón a Valerón…

El Sevilla estaba realmente cómodo y prueba de ello sería el segundo tanto, donde Perotti serviría el balón a Renato para cabecear ante Filipe y el tercero, donde Negredo ganaría con facilidad la espalda a Zé Castro y le cedería el esférico para que Jesús Navas marcara a placer. El Dépor era un equipo mediocre, como cualquier plantilla que intenta jugar sin orden ninguno. Los jugadores no sabían lo que hacían y, como el pasado domingo frente al Mallorca, estaban completamente perdidos. Las ayudas de las que tanto presumía este equipo y las que tanto, personalmente, tanto he alabado, no existían; básicamente porque el hueco entre los defensores y los atacantes era un auténtico barranco.

El de hoy ha sido un partido del que el Deportivo deberá sacar conclusiones. Lotina debe aprender por fin lo que los anteriores ya habían dejado ver: cambiar el sistema y romper la organización defensiva, el bloque, que había llevado a sus hombres tan arriba en la clasificación, no es una buena idea. Si para no cambiar este esquema, tienes que colocar a Iván Pérez, lo pones y punto. El Sevilla está ya en las semifinales, pues el Dépor no va a marcar tres tantos en el Pizjuán. Con ello, se convierte en el principal candidato al título, pues además de tener una gran plantilla, ha vencido a duros rivales, incluido al actual campeón. Mi pronóstico, a día de hoy, lo tengo claro, el equipo de Jiménez se alzará con la Copa del Rey.

PD: Se me olvidaba comentar, poco listo que es uno, el gran ambiente que presentó Riazor. Un ambiente digno de unos cuartos de final o de una semifinal, al que el Dépor no pudo responder con una victoria. 0-3 en el marcador, el Dépor no dio una a derechas, el colegiado no añade ni un solo minuto casi por pena… pero Riazor coreaba el nombre de su equipo. Simplemente, «chapeau» para toda la grada, que ha sabido reconocer el gran trabajo que el Deportivo está haciendo esta temporada, aunque todavía queda mucho por delante.