Vivir siendo los peores

Hay un lugar en el mar Caribe donde las fronteras se invierten y se reparten islas e islotes que siguen dependiendo de las metrópolis europeas: Países Bajos, Francia e Inglaterra mantienen su control colonial, en mayor o menor medida dependiendo de cada caso en particular, sobre los territorios que allí se encuentran. La dependencia política está muy lejos, pero el paraíso está muy cerca.

En un lugar en el que, como si de una anomalía temporal y geográfica se tratara, Francia esta al norte de Países Bajos, la isla de Saint-Martin —o Sint Maarten para los holandeses— se encuentra separada en dos partes, siendo la norte de control francés y la sur dependiente de Amsterdam.

Pero no es en esta isla, famosa por su coqueto aeropuerto y la playa en la que casi puedes tocar los aviones en su aterrizaje, en la que vamos a encontrar nuestra historia. Debemos desplazar nuestra vista un poco hacia el norte, a otra isla de habla inglesa y que presenta la ‘Union Jack’ en la esquina superior izquierda de su bandera nacional.

Ya hablamos en su momento de la Fase de Clasificación en la zona asiática para el Mundial de Rusia 2018. También en la CONCACAF se ha dado el pistoletazo de salida y, como en el caso asiático, con una primera ronda eliminatoria en la que los países con peor ranking de la confederación se medían en una eliminatoria a ida y vuelta. Desde Saint Kitts and Nevis hasta Anguilla —nuestro protagonista— jugaron el pasado mes de marzo esta ronda.

En la CONCACAF hay dos tipos de territorios de ultramar: los dependientes del Reino Unido, a los que el gobierno de Londres permite participar como nación independiente, y los que dependen del estado francés. Estos últimos  no tienen tanta suerte: Francia veta su participación y sólo pueden competir en los torneos locales organizados por la propia confederación. Es decir, sólo juegan en la clasificación para la Copa de Oro y la Copa Caribe, pero no pueden optar a disputar un Mundial.

Anguilla, con solo una población de 14.000 habitantes, se presentaba a esta ronda para enfrentarse a Nicaragua; su quinta participación en esta fase de clasificación mundialista. Las anteriores se saldaron siempre con derrota global ante Bahamas, República Dominicana en dos ocasiones —2006 y 2014— y El Salvador. Su puesto en el ranking FIFA, penúltima, no deja opción al optimismo.

Con una población tan reducida y en un país en el que tienen más éxito las regatas o el críquet que el propio fútbol, era de esperar que nada bueno se avecinara con esta quinta aventura del pequeño país caribeño. Aún así, un entrenador polaco con nacionalidad estadounidense se embarcó en la aventura: Ryszard Orlowski sustituía al local Colin Johnson a principios de año.

Jugador modesto en Polonia en sus tiempos mozos, acumula ya experiencia internacional desde que, en otra aventura exótica, fue ayudante de la selección de Nepal; otro país que deambula por los puestos más modestos del recurrente ranking FIFA. Allí, en las alturas de Katmandú, realizó un notable trabajo. Ahora, en las paradisíacas playas caribeñas, busca un nuevo milagro.

El milagro no se llegó a producir, y dos derrotas por 5-0 y 0-3 señalaron un global de 8-0 en contra de los anguillanos. Días después de aquellas dos derrotas, como se esperaba tras las dos victorias de Bután ante Sri Lanka, Anguilla ocupa en este mes de abril el maldito puesto 209 de la lista FIFA. Hoy ya sí: Anguilla es el peor equipo del mundo. Pero a quién le importa todo eso cuando vives en un lugar como aquel. Cuando vives en el paraíso, las derrotas deportivas se digieren mejor; esas derrotas son menos derrotas.

Foto de portada: en.wikipedia.org
Foto destacada: soccergamblers.com

Dani González

Entrenador Nacional de Fútbol. Me encanta el fútbol underground y sobre este fútbol escribo. El fútbol asiático, una pasión.

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