Gianluca Scamacca: el Coloso romano
Una solitaria gota de sudor resbalaba por su frente mientras intentaba, desesperada e inútilmente, desatarse de las vías; los guantes de portero le producían un calor insoportable, mientras la espera se hacía larga y horrible. Ser guardameta en ese encuentro era como ver desde el horizonte a un convoy aproximarse sin que ningún obstáculo pudiese alejarle de cumplir su horario de llegada a la estación. Dicha parada es la meta defendida por el amedrentado guardameta, y el imparable ferrocarril es Gianluca Scamacca.
Nacido el 1 de enero de 1999 en Roma (Italia), Scamacca ha dejado en las últimas semanas la disciplina del Roma Primavera (el segundo equipo de la AS Roma) por el PSV-u17 (la cantera del conjunto neerlandés) y lo ha hecho por 270.000 euros. Declarado uno de los mayores talentos de su generación, conjuntos como Arsenal, Liverpool, Southampton y Benfica quisieron hacerse con él, pero finalmente es el equipo de la Phillips quien se lleva al implacable tren para circular por vías holandesas. El atacante firma hasta el 30 de junio de 2017, lo que hace prever que si no cuenta entonces con oportunidades allí, lo hará para encontrarlas en otro lugar.
Con sus 195 centímetros que le separan del suelo, de físico pétreo, sorprendente visión de juego y una impresionante técnica para su edad y envergadura, algunos no han tardado en compararle con Zlatan Ibrahimović. Su demarcación principal es, por tanto, la de delantero centro o ‘9’, aunque es capaz de adaptarse a retrasar su posición si el partido o el rival lo requieren, gracias a esa calidad y comprensión de este deporte. En el siguiente vídeo podemos observarle deshaciéndose de rivales como si fuesen molestos mosquitos que le impiden disfrutar de una agradable mañana en una pradera verde bañada por el Sol.
La decisión de Scamacca es cultural y deportiva, en vez de económica. Probablemente dejar el fútbol italiano fuese huir de una mentalidad demasiado paciente con sus jóvenes perlas, como si sus clubs fueran orfebres que sólo engarzan sus collares con gemas antiquísimas. Gianluca tenía el mejor ejemplo en “casa”, quizás a tan sólo unos metros de su vestuario o lugar de entreno; Mattia Destro, el delantero que dejó recientemente la Roma por el AC Milan, declaró: “Siempre soy descrito como una joven promesa y eso es frustrante. Ya tengo 23 años y ya no debería de ser visto como un talento de futuro”. En la decisión de Scamacca, habrán intervenido sin duda la valoración de la “cultura” de cada liga. En la Eredivisie, vemos constantemente como no se espera a que la semilla germine y estire completamente sus verdosas o terrosas extremidades, sino que se les da la alternativa desde el primer momento, habiendo llegado a un punto en el que se ve a Holanda como una de las más provechosas canteras del resto de Europa (sobre todo de la Premier League, dónde van a parar muchos de estos jóvenes ansiosos de grandes gestas y hazañas).
El propio agente de Scamacca, Stephan Popelier, comunicó que la decisión de su cliente tuvo como prioridad el apartado deportivo (debutar y contar con minutos) por encima del económico: “Roma, Arsenal y Benfica le ofrecían mucho más dinero, pero allí no tenía asegurada la posibilidad de llegar al primer equipo. En el PSV, Scamacca es capaz de entrar en la dinámica de la primera plantilla en dos o tres años y luego, terminar marchándose a un club mayor. Es un tipo con los pies en la tierra”. Por el momento, Scamacca entrenará y disputará partidos con la división sub-17 del club holandés, aunque hoy por hoy ya es el quinto ‘9’ del conjunto entrenado por Phillip Cocu (detrás de De Jong, Locadia, Cmiljanić y van der Moot). Mientras tanto, el director deportivo del PSV se encuentra agradecido por la decisión de Scamacca: “Gianluca ve a Holanda como el mejor país para desarrollarse. Es físicamente fuerte y talentoso, para ser un jugador tan alto“.
Amsterdam es conocida por el sano uso de la bicicleta como medio de transporte y los canales que serpentean por la ciudad paralela al turista que pedalea. En esos canales, el PSV es un puente de dura piedra sillar que asegura poder llegar a la otra orilla, el panorama del fútbol mundial… y el coloso romano anhela cruzarlo.
Sergio G. Arias
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