Luis Suárez, desde Barcelona con amor

Nacido en Salto, Uruguay, a casi 500 kilómetros al noroeste de Montevideo, el número nueve del FC Barcelona ha vivido en el último año una montaña rusa de emociones y experiencias sin comparación. Solemos pensar que los cuentos de hadas son cosa exclusiva de Disney, pero para Luis Suárez la vida ha sido la mejor historia que jamás se haya escrito.

Hace unos meses me encontraba yo en mi local favorito de todo Madrid: un restaurant de parrilla argentina con la mejor atención del mundo, carnes de calidad y un precio razonable. Conversando con uno de los parrilleros, un uruguayo, acerca de fútbol, como de costumbre, hablamos del clásico que se venía justo esa semana, y de la posible influencia del recién llegado Luis Suárez en el equipo ‘blaugrana’. Yo pensando en la táctica, para variar, mientras aquel hombre me contaba una historia que no conocía y que luego he podido confirmar con otras varias fuentes.

El joven Luis Suárez tenía siete años cuando su familia se mudó a Montevideo, y allí empezó a practicar el fútbol por las calles mientras hacía de barrendero; su familia tenía pocos recursos. A los catorce añitos ya formaba parte del equipo juvenil del Club Nacional de Fútbol donde empezó su carrera como futbolista, pero todo cambiaría con la aparición de una chica llamada Sofía Balbi. Como bañado en polvo de Campanita, el joven Luis empezó a volar a partir de ese momento, enamorado de su Sofía. Sin embargo, como en las películas Disney, la magia dura lo que un soplo de viento, pues apenas un año después la familia Balbi decidió mudarse a Europa, llevándose a la pequeña princesa del cuento lejos de su príncipe azul… bueno, ‘Celeste’ en este caso.

Mientras servía una pieza de corte de res hecha al punto en mi plato, el parrillero contaba que el joven Luis le hizo una promesa a su amor de volverla a encontrar en el futuro. Era el 2003 y Luisito (así se refiere el parrillero al futbolista) se encontraba atrapado en Montevideo, y un océano de distancia le separaba de su Sofía. El siguiente capítulo de la historia se empezó a escribir en ese mismo instante; a fuerza de goles, el joven uruguayo brilló partido tras partido hasta atrapar la mirada de unos busca talentos llegados del viejo continente. A los 19 años, Suárez ya jugaba en el Groningen de la Eredivise holandesa, y en apenas cuatro años aquel gran océano se había reducido a un simple billete de avión Schengen.

Cada palabra del parrillero me atrapaba más y me hacía pensar que había salido del restaurante para entrar en el cine. La joven ‘charrúa’ pasó del Groningen al Ajax, donde fue goleador y capitán, criticado y elogiado a la vez por su entrenador, la leyenda Marco van Basten, debido al contraste entre sus fabulosas habilidades futbolísticas y su incontrolable temperamento. Su etapa en el club de Amsterdam marcó otro capítulo en esta maravillosa historia, pues fue en su segundo año vistiendo esa camiseta cuando llevó a su princesa al altar. A pesar de la distancia, el lazo que unía a Luis y Sofía era demasiado fuerte para romperse. Se prometieron la vida eterna aunque ella seguía en Barcelona mientras Luisito, con 22 años, seguía en Holanda, pero se mudaría al Reino Unido en 2011 para jugar en Liverpool.

Para bien o para mal, todos saben quién es Luis Suárez. El mundo le conoce hoy día como el joven futbolista que paró un tiro con la mano en el Mundial 2010 y evitó la derrota de su país Uruguay ante Ghana a pesar de ser expulsado; el insensato que le dijo “negrito” a Patrice Evra en un encuentro de la Premier entre Liverpool y Manchester United; el loco que mordió en el brazo a Branislav Ivanović en otro partido de Premier ante el Chelsea, y que un tiempo después hizo lo propio con Giorgio Chiellini en un partido del Mundial 2014 ante Italia. El mundo también conoce a Luis Suárez como el fantástico atacante que marcó tantos goles como Cristiano Ronaldo la pasada temporada y recibió la Bota de Oro como máximo artillero del planeta. Son muchas facetas de un mismo personaje, ¿pero quién es realmente?

Mientras el mundo buscaba respuesta a esa pregunta, el uruguayo seguía su travesía por los campos de fútbol europeos, celebrando cada gol con un gesto muy particular: mostrando tres dedos al cielo y dando un beso a su muñeca, una dedicatoria a su amada Sofía y a sus dos hijos. Pocos conocen la historia que llevó al joven de Salto a finalmente firmar un contrato con el FC Barcelona en el verano de 2014; la firma que pondría final a una hermosa historia de amor, contada en mi caso por el narrador más inusual.

El parrillero terminó su relato con una sonrisa, la que le caracteriza, mientras terminaba de servirme un queso provolone derretido en el plato. Ante mis ojos no era ya Luis Suárez el mismo futbolista que vi durante el Mundial. Era otra cosa, algo sacado de la fantasía. Imaginaba un gol suyo en aquel clásico como el final perfecto de la mejor historia romántica que ‘Walt’ Disney jamás llevó a la pantalla grande, cuando el príncipe finalmente derrotaba a los dragones de la distancia y a las brujas del pesimismo para celebrar junto a su amada princesa en el castillo. La verdad es que el final de aquella historia tardó media temporada más en llegar, y la vivimos todos frente a las pantallas de la TV hace dos noches, en un castillo llamado Camp Nou ubicado en la Ciudad Condal de Barcelona; cuando en el minuto 56 de partido, Luis Suárez marcó el gol decisivo en el partido que probablemente ganará la Liga: un pequeño premio para quien ya ha rescatado a su princesa.

Foto de portada: ftw.usatoday.com
Foto destacada: ftw.usatoday.com

Arturo Loaiza

"Vinotinto es mi sangre. Azzurro es mi corazón. Rossonera es mi piel. Fútbol es mi pasión"

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