Due minuti sono molto brevi

11 de junio de 1989, 13:00 horas, Pisa (Italia). Cientos de turistas rodean la popular torre inclinada del siglo XII para captar la instantánea del verano. Otros cruzan la Plaza de los Milagros buscando una sombra alrededor del Baptisterio de San Juan. A tan solo unos cientos de metros de distancia, cruzando la via Contessa Matilde, se encuentra el estadio Arena Garibaldi; de él salen rugidos más feroces que de costumbre. Y es que el Pisa Sporting Club se está jugando permanecer un año más en la Serie A.

El principal escollo es que se están enfrentando al todopoderoso Milan de Arrigo Sacchi. Los rossoneri han llegado relajados, pues ya el Calcio está en manos del vecino Inter, y han pasado 18 días desde que se proclamaran campeones de Europa por segundo año consecutivo. El Pisa estaba presentando un partido peleón. Sin embargo, dos zarpazos de la estrella neerlandesa Marco van Basten los dejó con pie y medio en la Serie B; era algo que entraba dentro del guión.

Hasta ahí todo normal, si no fuera porque en el minuto 88 el entrenador pisano decide dar entrada a un chico de 21 años, nacido en la también ciudad toscana de Livorno. Un centrocampista que apunta buenas maneras, cedido por el club de su ciudad natal. Ya había participado en algunos partidos de la Coppa, donde el Pisa había hecho un gran papel hasta caer en semifinales ante el Nápoles de Maradona. Pero esta vez estaba haciendo su debut en la serie A del Calcio. Su nombre, Massimiliano Allegri.

Allegri no tuvo tiempo para mucho: tan sólo dos minutos en los que correr como si se le fuera la vida. En una de esas carreras lucha por un balón en el círculo central y entra en contacto con un habitual en el once de Sacchi: uno de los estandartes de aquel mítico Milan, Carlo Ancelotti. Y cruzan sus miradas: la de aquél, ambiciosa e inexperta; la de éste, veterana y maestra.

Al finalizar la campaña, el Pisa acabó decimoséptimo y descendió de categoría, y Allegri volvió al Livorno, que en aquel momento se encontraba en la Serie C2 (la actual Lega Pro). Su peso en el equipo fue en aumento durante esa temporada, lo que le sirvió para dar el salto a equipos de mayor categoría. Al año siguiente fichó por el Pavia (Serie C1) y el siguiente por el Pescara (Serie B), con el que consiguió ascender a la Serie A en la 1991/92: ésta fue la última de Ancelotti como jugador, por lo que no volverían a cruzarse más miradas dentro de un campo de fútbol.

Con la camiseta blanquiazul del Pescara, Allegri jugó su mejor temporada en la máxima categoría del fútbol italiano: llegó a marcar 12 goles en los 31 partidos en los que participó. Su primer gol en la Serie A lo hizo precisamente ante el Milan, ya con Fabio Capello dirigiendo desde el banquillo. Siguieron tres temporadas más defendiendo los colores del Cagliari y luego cayó en una espiral de equipos italianos de segundo nivel, interrumpida por una temporada en el Nápoles.

Allegri colgó las botas al término de la temporada 2002/03 siendo jugador del Aglianese (serie C2), para hacerse cargo del equipo tres meses más tarde. Pero fue el primer puesto conseguido en la Serie C1 con el Sassuolo en la 2007/08, el primer ascenso del equipo a la Serie B, lo que lo catapultó a la Serie A como entrenador. Lo hizo con el Cagliari, donde en su primera temporada fue galardonado con la Panchina d’Oro (“Banquillo de Oro”), premio otorgado al mejor técnico de la categoría a través de los votos de sus colegas del Calcio.

Entre esos colegas estaba Carlo Ancelotti, que entonces entrenaba al Milan, al que había llevado a conquistar dos Champions League, como ya hiciera como jugador. La 2008/09 fue la única temporada que coincidieron como técnicos en la liga italiana, puesto que Carlo decidió probar suerte en la Premier League al concluir ésta. En ambos enfrentamientos, Allegri no le puso nada fácil las cosas a Ancelotti, empatando a cero en la capital de Cerdeña y cayendo por un solitario gol de Seedorf en San Siro.

El fútbol mostrado por aquel Cagliari llamó la atención de los más grandes equipos de Italia. Finalmente fue el Milan, aquel equipo que lo vio debutar con el Pisa once años atrás, el que se hizo con sus servicios para la temporada 2010/11. En su proyecto milanista contrató a jugadores como Ibrahimović, ‘Robinho’ y Kevin-Prince Boateng, que se sumaron a los veteranos  Gattuso, Pirlo e Inzaghi; a las primeras de cambio devolvió el Scudetto a las vitrinas rossoneri. Sin embargo, las siguientes temporadas no marcharon según lo previsto, a tenor de la renovación que Allegri estaba llevando en el club.

A principios del año 2014, el técnico livornés fue cesado, y seis meses después, tras la espantada de Antonio Conte, se convirtió en entrenador de la Juventus de Turín, actual dueño y señor de Italia, y club al que Ancelotti también había dirigido entre 1999 y 2001. Su contratación provocó cierto recelo entre la afición bianconera, pero Allegri ha sabido ser paciente y ha conseguido dar la vuelta a la opinión de la hinchada, que ha visto cómo ha superado a su predecesor. La ‘Vecchia Signora’ acaba de  alzar de forma holgada un nuevo scudetto y ha llegado a las semifinales de la Champions League después de doce años. Habrá duelo italiano en las postrimerías de la cumbre del olimpo del fútbol europeo. Allí le espera Carlo, y allí volverán a cruzarse esas miradas que antaño significaban algo muy distinto. Afortunadamente, en esta ocasión lo harán durante más de dos minutos.

Foto de portada: Montaje de @JGilMunoz
Foto destacada: gazzetta.it

Jesús Gil

Químico de Barbate en la capital del Reino, Redactor en 'El fútbol es injusto' y 'Toda una amalgama', Autor de 'Radical Barbatilo' y CIBAthletic.blogspot.com, Bonapartista y ¡MADRIDISTA a muerte! Genial, no?

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