Ámsterdam, un ave fénix para el fútbol escandinavo
Ámsterdam es especial. E indescriptible. Esa es la sensación que me transmiten mis amigos siempre que vuelven de su estancia en la ciudad que, antaño, fletó los buques que consolidaron a las islas de Indonesia como las joyas del comercio internacional de especias. Yo nunca he ido. Es una cuenta pendiente que, tarde o temprano, veré saldada. Y, aunque inevitablemente los pasos de cualquier turista conducen a las calles del Barrio Rojo y al Mercado de las Flores, mi verdadero objetivo es contemplar el Ámsterdam Arena.
Allí, entre los hermanos De Boer, Overmars o Kluivert, crecieron, entre otros, futbolistas como Jari Litmanen, aquel excelente mediapunta de mirada penetrante y cabello oscuro que, lejos de los rasgos más característicos de los ciudadanos nórdicos, parecía la viva imagen del Capitán Trueno. Su explosión futbolística en la temporada 93-94 me cogió con apenas cinco años, una fecha un tanto prematura teniendo en cuenta que mi primer recuerdo de un encuentro se resume en el gol de Alfredo Santaelena en la final de la Copa del Rey que enfrentó a Deportivo y Valencia el año siguiente. Sin embargo, la llegada de Litmanen al Barcelona en 1999 me llenó de interés. ¡Un futbolista finés en la Liga! Para mí era algo inaudito. Y muy interesante, para qué negarlo. Le seguí la pista a su trayectoria previa y, curiosamente, me encontré con que Litmanen fue el primero de los muchos futbolistas escandinavos que lanzaron su carrera en el Ajax de Ámsterdam o encontraron en la ciudad de los canales un lugar idóneo para dejar sus últimos detalles de clase, caso de Michael Laudrup o su hermano Brian.
Por su cercanía geográfica y las estrechas relaciones mantenidas desde siglos atrás, los Países Bajos y Escandinavia comparten un vínculo de extraordinaria fortaleza, y esta conexión ha alcanzado una extensión más en el ámbito del fútbol. Curiosamente, y aunque el Ajax siempre ha destacado por su trabajo de la cantera, países como Dinamarca, Suecia y, en menor grado, Finlandia, Noruega o Islandia, han aportado su granito de arena a que el conjunto ‘ajacied’ sea vinculado siempre al buen gusto por el fútbol y a la apuesta por la juventud. Un simple repaso a la política de contrataciones de los últimos veinte años del club presidido por Hennie Henrichs puede darnos una idea de ello.
Litmanen fue el primer gran exponente de un total de 27 jugadores originarios de las cinco naciones que portan la cruz de San Olaf que jugaron allí desde principios de los años 90, aunque otros futbolistas oriundos de la zona ya habían portado la casaca rojiblanca tiempo antes, como el sueco Stefan Pettersson o el danés Dan Sigvald Petersen. Sin embargo, la contratación de Litmanen marcó un punto de inflexión. Las sucesivas buenas camadas de jóvenes salidos de las categorías inferiores y el auge de clubes como PSV o Feyenoord redujeron la capacidad de captación del Ajax en territorio holandés, y desde el Ámsterdam Arena se comenzó a mirar de reojo el mercado nórdico. De esta manera llegaron jugadores que, con más o menos trascendencia, dejaron su pisada allí, como Ole Tobiasen —previa parada en el Heerenveen y pedido expresamente por el legendario Morten Olsen— o André Bergdolmo. Más familiares pueden resultar al lector nombres como los de Jesper Grønkjær o Petri Pasanen, a los que siguieron posteriormente todo un Zlatan Ibrahimović, Rasmus Lindgren, Markus Rosenberg, Kenneth Pérez —danés de madre grancanaria—, Kennedy Bakircioglü —sí, aquel sueco que lideraba el Racing de Santander de Miguel Ángel Portugal—, Michael Krohn-Dehli —que dio el salto a la Liga española tras su buen papel con Dinamarca en la Euro 2012—, Teemu Tainio o el sempiterno Dennis Rommedahl.
Sin embargo, y dejando a un lado a un Zlatan que explotó en el Calcio lo que ya venía apuntando en la Eredivisie, el verdadero momento del fútbol escandinavo ha llegado ahora. Y en Ámsterdam lo saben. Con el mercado belga saturado de ojeadores internacionales, el Ajax ha sabido aprovechar el momento de crecimiento del fútbol vikingo y captar talento de la zona, por lo que no es casualidad encontrar actualmente hasta ocho futbolistas nórdicos entre la primera y la segunda plantilla que, en mayor o menor medida, son interesantes de cara al futuro del club. De ello también se han beneficiado combinados nacionales como Dinamarca o Islandia, que han rejuvenecido sus plantillas y miran con optimismo los próximos compromisos internacionales.
Jugadores como Viktor Fischer —que ha asumido el rol de líder del equipo junto a Siem de Jong tras la partida de Eriksen a la Premier— dinamiza un ataque donde Kolbeinn Sigþórsson —si le respetan las lesiones— es la referencia del conjunto que dirige Frank de Boer. En el mediocampo, Christian Poulsen impone orden y criterio pese a que el físico ya no le responde igual que en sus años en el Sevilla, mientras que Lasse Schöne saca a relucir a menudo el repertorio técnico que motivó que el Ajax se fijase en su buen hacer en la medular del NEC Nimega. En la zaga, el finés Niklas Moisander y el danés Nicolai Boilesen dan consistencia a un equipo que apenas ha encajado 17 tantos en 18 partidos de Liga.
No obstante, y pese a que la coyuntura del fútbol actual inclina a pensar que muchos de ellos abandonarán el Amsterdam Arena próximamente, hay relevos para continuar disfrutando del talento escandinavo en el equipo. Lucas Andersen y Tobias Sana acumulan minutos y experiencia compaginando apariciones esporádicas con la primera plantilla y buenas actuaciones en el filial. En el caso del primero, el interés que varios equipos de Bundesliga, Premier y Calcio han mostrado por Fischer parece señalarle como su sustituto natural de cara al próximo año. Habrá que ver cómo se gestiona su crecimiento desde el cuerpo técnico ‘ajacied’, aunque los precedentes invitan al optimismo. Un futuro brillante para una región que, curiosamente, no tendrá representación en el Mundial de Brasil 2014, ya que Dinamarca, Finlandia y Noruega no consiguieron el billete en la fase de clasificación e Islandia y Suecia sucumbieron en la repesca. La paciencia será la mejor receta para ver en acción a unos futbolistas que, como Litmanen en su momento, desatarán su magia para placer del público más exigente y adicto al deporte rey.
Pablo Varela