El origen de un récord: Antonio Di Natale

La fecha de caducidad de un entrenador convierte a este en el elemento más vulnerable del fútbol. Tanto que acostumbramos a discutir sobre el significado de su labor y tachamos de figura indolente al director que marca el guión de la carrera futbolística de todos los jugadores. Del “con ese equipo gana cualquiera” al “el fútbol es de los jugadores” ­nos sumergimos en una mar de equívocos en la que el técnico muy pocas veces sale bien parado.

Por suerte, el futbolista es humano y tiene facilidad para reconocer la labor de su guardián, que además de tener la cualidad de dirigir un grupo de egos, es inventor de muchos “puntos y aparte” en la trayectoria de los protagonistas: los futbolistas. El “punto y aparte” es un capítulo vital, un giro inesperado que transforma el aura y la vida de un determinado jugador, quien sin la mínima sospecha de conseguirlo,  puede convertirse en un mito, como el protagonista que ocupa los siguientes párrafos.

La vida de Antonio Di Natale, no puede tener más pinceladas de normalidad, demuestra que la cotidianeidad también construye grandes historias. Su condición de ídolo no parece que sea inmerecida; es una recompensa a su dedicación. Trabajador, constante y peleón como buen napolitano (admirador de Maradona desde la cuna, como no podía ser de otra manera), pertenece al fútbol de otra época. Cualquiera que le rodea lo manifiesta. Y él, ante tanta mitificación y rozando los 40, responde igual que siempre: rindiendo en el verde. Es este, y no otro, el camino que le ha llevado a estar solamente por debajo de Roberto Baggio, José Altafini, Giuseppe Meazza, Gunnar Nordahl, Francesco Totti y Silvio Piola en la clasificación histórica de goles del fútbol italiano.

Este lunes (19:00h.), en la Toscana, se jugará un Empoli-Udinese, un partido especialmente particular para Di Natale. En ese encuentro se reciben dos clubes que concentran toda la vida de Totó.  Porque su ciclo futbolístico se divide en dos etapas: una primera en la que es el hombre multiusos (Empoli y primeros cinco años en Udinese), y la era del goleador asentado, que ha perdurado desde invierno de 2009 hasta hoy. En la imagen los números hablan sin necesidad de grandes explicaciones.

Para entender el porqué de la línea negra hay que remontarse a octubre de 2009. El Udinese jugaba un partido amistoso contra el Venezia para preparar el encuentro de la próxima jornada contra el Palermo. Pasquale Marino, por entonces al mando del conjunto friulitano, tiene la acertada idea de que Totó tiene cualidades para ser el único referente del equipo. “Buscábamos la manera de que se cansara menos. Probamos un par de partidos para que se asentara y sus movimientos me dieron buenas sensaciones”. Ahí nació el Antonio Di Natale de los récords.

Hasta entonces, tanto jugando con el Empoli como en su primera etapa en Udine (desde 2004 hasta 2009), compartir puesto con otros delanteros (Rocchi, Maccarone, Tavano Iaquinta, Di Michele, Gyan, Floro Flores, Quagliarella…) le había privado de ser la única referencia en ataque, y del equipo en general. Escorarse a banda (izquierda y derecha) o jugar como segundo delantero fue su tarea habitual durante gran parte de su crecimiento. Igualmente en aquellos años también dejó patente su instinto. Queda el recuerdo de la temporada 2002-2003, su primera temporada en Serie A, cuando marcó 14 goles, uno de ellos importantísimo contra de las aspiraciones del Milan de Carlo Ancelotti, que a pesar de ganar la Champions y la Copa de Italia, dejó escapar el Scudetto.

En la campaña 2008-2009, la polivalencia y la indefinición le jugaron una mala pasada siendo esta su peor temporada en cuanto a minutos disputados. Obviamente no sólo tuvo que ver su indefinición, también que un tal Aléxis Sánchez irrumpía en el panorama mundial. Sin embargo, al final de la campaña el viento jugó a favor: Fabio Quagliarella se marchaba a Nápoles y él, junto a Floro Flores, quedaban como único referente.

Marino probó, y aunque fuera destituido antes de la primera vuelta, la primera piedra del Udinese de Di Natale ya estaba puesta. Gracias a una decisión tan normal como un cambio de posición, el capitán bianconero suma 128 goles (sin contar competiciones europeas ni copa) en las últimas seis temporadas, 5 más que en los 13 años de carrera anteriores. Totó, que ha demostrado ser un hombre de grandes gestos, se mostró agradecido con Pasquale Marino echándole una mano en la búsqueda de un nuevo trabajo. “Conversó con la directiva de una escuadra (no dice le nombre en la entrevista) y les convenció para cerrar mi contratación”.

“Cuando un jugador como Baggio te mira a los ojos y te dice que has alcanzado su nivel, ya puedes estar satisfecho con lo que has conseguido” Di Natale en 2014

En las últimas cinco temporadas se ha rifado el capocannoniere con estrellas que jugaban en otra dimensión y que en su mayoría estaban mejor rodeados que él:

2009-10: 29 goles. Diego Milito (Inter del triplete), Fabrizio Miccoli (Palermo) y Giampaolo Pazzini (Sampdoria) quedaron por detrás.

2010-11: 28 goles. Edinson Cavani (Napoli), Samuel Eto’o (Inter) y Alessandro Matri (Juventus, campeón de liga) por debajo.

2011-12:  en esta edición venció Zlatan Ibrahimovic (Milan) con 28 goles. Cavani y Di Natale, en segundo lugar, anotaron 23 goles.

2012-13: 23 goles. Solamente por debajo de Cavani y por encima de Stephan El Shaarawy.

2013-14: entró en el “top 4″ con 17 goles (el registro más flojo, y la cifra más alta si la comparamos con los goles registrados antes de 2009). Ciro Immobile, Luca Toni y Carlos Tévez anotaron más goles.

Ser punta también le abrió las puertas de la selección en 2010 (Mundial de Sudáfrica), año en el que marcó el gol “más especial” con la camiseta nazionale. Por entonces sonaba fuerte  el interés de la Juventus por hacerse con su genialidad. Pero por suerte para la afición de la Zebrette, Di Natale dio valor a la ciudad que disfrutó de sus mejores actuaciones. Como ya he apuntado, vive el presente siendo un jugador de otra época. En un mercado en el que ya nadie piensa en los colores, Di Natale eligió retirarse en la región que le dio una mujer y unos hijos. En el ámbito profesional, sin Udine no hubiera podido viajar a Sudáfrica, ni convertirse en el ejemplo que es hoy.

“Si me importara el dinero, me hubiera marchado hace dos años” Di Natale en 2012 para fifa.com

Estamos a 2015, y superada la barrera de los 200 goles, su propósito es alcanzar a Baggio (205 dianas) y veremos si terminado el año vuelve a tomar la buena decisión de seguir haciendo lo que mejor sabe. Nos quedará el interrogante de qué hubiera ocurrido si Marino se hubiera cruzado antes en su vida, pero a la vez el fútbol estará eternamente agradecido que haya ocurrido en ese preciso momento. Con más motivo si la causa del origen de la magia de Di Natale es la decisión de un entrenador, sujeto ignorado en la consecución las grandes hazañas. Esta ronda va por ellos.

Xabi Esnaola

Ganar es mejor que empatar, y empatar es mejor que perder.

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