Fekir, talento diabólico para ‘Les Bleus’
26 de marzo de 2015, Stade de France, París. Francia y Brasil disputan un partido amistoso con diferentes objetivos: los locales, con la idea de continuar modelando el equipo que, en poco más de un año, ejercerá como anfitrión en la Eurocopa 2016; la Verde-Amarela, tratando de afinar la puesta a punto para la Copa América que se iniciará en junio. Un partido que, más allá del resultado final de 1-3, ha dejado el debut de un futbolista especial. Su juventud obliga a no lanzar las campanas al vuelo, pero su desempeño en el terreno de juego invita a soñar. De origen argelino, Nabil Fekir podría ser una de las grandes sensaciones de Les Bleus en los próximos años, continuando con la tradición que señala al Magreb como uno de los principales manantiales que surte al fútbol francés.
Nacido en 1993, Fekir posee una larga carrera como juvenil en distintos clubes franceses. En 2011 llegó al Olympique de Lyon, a cuyo primer equipo dio el salto en 2013. En su primera temporada jugó poco, aunque llegó a debutar en la Champions League en la derrota de su equipo ante la Real Sociedad. Sin embargo, en la campaña 2014-2015 Nabil se ha convertido en una de las grandes sensaciones de la liga francesa, y junto con su compañero Alexandre Lacazette, parecen haber reflotado a un mustio Olympique. Los futbolistas dirigidos por Hubert Fournier han peleado con el Paris Saint-Germain por el título de liga hasta las últimas jornadas, aunque la derrota del pasado día 9 ante el Caen les ha apartado de esa lucha. No obstante, la segunda plaza que finalmente van a ocupar les permite regresar a la Champions League — extraordinario escaparate para Fekir y compañía— a partir del mes de septiembre.
El jugador de origen magrebí destaca por una zurda diabólica, capaz de sembrar el pánico en las zagas contrarias tanto en forma de asistencias como de goles. Puede jugar en cualquier zona del sector de ataque, si bien gusta más de encarar la portería rival desde el flanco derecho. Llama poderosamente la atención lo bien que utiliza su cuerpo para proteger el balón pese a que apenas mide 1,73 metros. El contacto físico con el rival no supone su escenario ideal, pero su capacidad para llevar el balón pegado al pie le permite salir airoso del acoso de los zagueros, habitualmente mucho más corpulentos. Sabe leer muy bien las rupturas y se intuye peligro inminente para la portería rival cada vez que entra en contacto con el esférico. Deberá trabajar sobre todo a la hora de no conceder pérdidas de balón evitables, aspecto en el que seguro mejorará con el paso de los meses. Las recepciones de espaldas constituyen por el momento el apartado en el que más deberá progresar, ya que no acostumbra a descargar de primeras sino que tiende a intentar el giro en demasiadas ocasiones, favoreciendo el robo del contrario.
En Lyon ha desarrollado una gran coordinación con Lacazette en el entorno de un 4-3-1-2. Ambos se han encargado de revitalizar a un equipo que busca revivir la gloria de la pasada década. A lo largo de la actual temporada Nabil ha aportado 13 goles y 9 asistencias a lo largo de un total de 33 partidos de liga. Su última diana la convirtió el pasado sábado ante el Girondins de Burdeos.
En la selección francesa que dirige Didier Deschamps su rol todavía está por definir, aunque a la vista de los dos encuentros en los que ha participado ya se puede intuir por dónde van los tiros. El técnico galo ha utilizado a Fekir en los dos partidos que Les Bleus disputaron ante Brasil y Dinamarca, a finales del mes de marzo; poco más de 15 minutos ante la Canarinha y media hora larga ante los daneses han servido para entender el rol que podría llegar a desarrollar el joven zurdo. En ambos choques, Nabil se incorporó en la segunda mitad ubicándose en el sector derecho dentro del habitual 4-3-3 que maneja Deschamps, más o menos en la situación que viene ocupando Mathieu Valbuena. Tal y como cabía esperar, el campeón del mundo de 1998 espera grandes cosas suyas jugando a pierna cambiada. De hecho, no le faltó mucho para anotar un gol ante Brasil tras recibir de Karim Benzema, encarar y disparar cruzado sobre la portería de Jefferson. Más discreta resultó su participación frente a Dinamarca, de la cual apenas se pueden rescatar un par de combinaciones con Jallet que terminaron con centro peligroso del lateral, aunque sin consecuencias de cara al marcador.
Su perfil, opuesto al de Valbuena, enriquece enormemente el sector derecho del ataque francés y ofrece una variante de un gran valor táctico. Mientras Mathieu revoluciona el ataque a base de centros y descargas de adrenalina, Fekir puede aportar una mayor claridad en el último pase, así como dotar a la selección de una alternativa para ensayar el disparo desde media distancia.
Aun con todo, si Nabil Fekir mantiene su progresión debería evolucionar hacia un futbolista con mayor amplitud de miras. Quizá dentro de algún tiempo se le pueda conceder un recorrido más amplio para que se mueva por la zona central y sirva de enlace con los delanteros. Sus condiciones parecen idóneas para formar parte de un 4-2-3-1, situándose en el eje del ataque. Si Deschamps en algún momento prueba esta variante, sus posibilidades de jugar se incrementarían. De momento, Valbuena y Griezmann parecen las dos piezas fijas para escoltar a Benzema —o Giroud— en la línea más avanzada de Les Bleus.
Su proyección apunta muy alto. Con su calidad técnica y su visión de juego el límite se lo tendrá que marcar él. No obstante, habrá que ir paso a paso, ya que son muchos los que prometen y finalmente se quedan en el camino. Por el momento se presenta una temporada 2015-2016 tremendamente atractiva para el futbolista de origen argelino, tanto a nivel de clubes como de selección. Después del verano aguarda una campaña cargada de partidos, con la motivación extra de jugar la máxima competición continental. Ahí llegará el momento de que Nabil Fekir se gane el derecho a un puesto en la selección francesa. En el horizonte espera un premio gordo: formar parte de los 23 escogidos por Deschamps para representar a la selección anfitriona en la próxima Eurocopa.
José Luis Rodríguez