El fútbol como solución

El mundo del fútbol, en diversas ocasiones, se nutre de situaciones ilógicas en la sociedad para erguirse como un firme candidato a relajar discrepancias o apaciguar aguas bravas. No es aprovechamiento del momento, no… es más bien un deseo poderoso de dar al mundo una imagen del mismo que lo aleje de clichés típicos sobre la violencia o la persecución del enriquecimiento por parte de los jefes de cada club.

Estos movimientos sociales que el fútbol practica contienen un alto grado de filantropía, que conlleva la ayuda sin buscar un retorno a favor del mismo, más allá de la imagen que el público se lleve. No son un lavado de cara, ni una sacudida al polvo que se le pueda pegar; son actos de verdadero carácter social que obligan al que se hace eco de la noticia a mirar más allá de su nariz.

Y no hablo de regalar camisetas o balones, ni de abrir escuelas en países desfavorecidos: hablo del hecho de utilizar momentos específicos que la sociedad necesita, para que el deporte saque la cara y le haga ver al mundo que el problema existe realmente, y que uniendo un poco a todo el mundo se puede conseguir rebajar, y también subsanar. O incluso, a modo de recordatorio, realizando anualmente o cada cierto tiempo este tipo de espectáculos, que los recuerden y los hagan visibles a los ojos de un mundo que a veces parece no enterarse.

Así surgen los partidos benéficos. Esos partidos que todo amante del deporte rey espera, para poder ver sobre el césped a las estrellas que antaño le fascinaban y ya están retiradas; o que ansía para disfrutar de selecciones mundiales de jugadores de primer nivel peloteando sobre el terreno de juego, y utilizando sus aptitudes en la diversión pura y dura hacia el espectador.

Partidos que acaban con resultados de seis goles a cinco, o incluso de diez a once, pero sin ningún tipo de competición insana ni de dureza por parte de los jugadores que se plantan en el césped, y que solo tienen la esperanza de divertirse y dar un buen espectáculo al espectador. Encuentros con camisetas personalizadas para los mismos, con mensajes motivacionales o con reivindicaciones únicas que llegan incluso a saltarse los cánones del buen gusto. Pero son, al fin y al cabo, encuentros que marcan cátedra en la globalización social.

Hace unos días, el lunes 20 de abril, se realizó un partido benéfico en Saint-Étienne. Un clásico en este tipo de partidos, en los que antiguas estrellas del fútbol capitaneadas por dos astros como Zidane y Ronaldo, y gracias a su condición de ‘Embajadores de Buena Voluntad de la ONU’, muestran sus habilidades de manera amistosa para dar a conocer la situación que se encuentra en ciertos lugares del mundo, y para conseguir así unos beneficios que, en este caso, fueron destinados a afectados por el Ébola. El partido enfrentó a un equipo formado por exjugadores mundiales contra un equipo compuesto por antiguos y actuales jugadores del Saint-Étienne.

En esta edición número XII del Partido de Naciones Unidas, jugadores de la talla de ‘Cafú’, Van der Sar, Didier Drogba, Seedorf, Zambrotta, ‘Frank’ de Boer, Djorkaeff, Karembeu y Abidal se volvieron a vestir de corto y a saltar al terreno de juego para dar un espectáculo a todo aquel que se acercó al estadio; todo ello bajo la atenta mirada del árbitro, el italiano Pierluigi Collina. El resultado fue de nueve a siete para el equipo capitaneado por el astro francés, pero eso es lo de menos.

Y es que dos terceras partes del dinero recaudado fueron a parar a Guinea Conakry, Liberia y Sierra Leona, los países más afectados por el virus, mientras que la tercera parte restante fue para la Asociación del club, ASSE Coeur-Vert, la cual impulsa una gran cantidad de proyectos sociales en la ciudad.

Y es que ya van doce ediciones de este encuentro, desde que comenzasen allá por el año 2003, sumando una recaudación total de casi cinco millones de euros que han sido destinados a obras como la recuperación de Filipinas tras el tifón que sufrió, de Haití y Pakistán tras los terribles terremotos, y de la lucha contra el hambre en África.

Se consolida, así pues, como uno de los elementos que más beneficios ha destinado a objetivos sociales. Y todo gracias al movimiento del esférico sobre el césped, en una nueva muestra de que el fútbol es muchísimo más que un simple deporte.

Foto de portada: uefa.com

Jaime García

CEO MagaZinema, diseñador, redactor... Visto camisas, tengo tatuajes y miro a los ojos al hablar. 91.

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