Ben Arfa y el fútbol que nunca vimos

En el fútbol existe un limbo: un lugar habitado por los goles, las asistencias y las jugadas que nunca tuvieron lugar, y que quedan suspendidas entre dos mundos. Inventemos la melancolía por las cosas y los hechos que nunca vimos. En ese limbo de planificación urbanística caótica (ordenada así para armonizar con el carácter de sus propios habitantes) vive Ben Arfa.

Hatem Ben Arfa (Clamart, Île-de-France; 1987) es un futbolista francés de ascendencia tunecina. Su demarcación abarca toda la línea de mediapuntas, desde la posición de enganche puro hasta, especialmente, la de extremo. Calificado como uno de los mejores talentos de su generación, es inolvidable aquel Europeo sub-17 que Francia ganó a la España de Fàbregas, Piqué o Mario Suárez, con el propio Ben Arfa, Karim Benzema, Jérémy Ménez y Samir Nasri (que anotó el gol de la victoria en el minuto 79) entre sus filas. No obstante, el fracaso futbolístico sobrevivió a la carrera de Ben Arfa; un fracaso que siempre tiene múltiples inserciones, como si los futbolistas fuesen un músculo conectado con muchos otros. Y es que esta definición fría y anatómica nos sirve contradictoriamente para definir a algo tan cercano como una persona, un animal social. En el caso de Ben Arfa, se aunaron los dos grandes enemigos del jugador con proyección: las lesiones y el temperamento inadecuado.

Ben Arfa nació al suroeste de un suburbio parisino (quizás por eso tuvo tan buena relación con Karim Benzema que era de Bron, comuna hermanada con Talavera de la Reina). Su padre, Kamel Ben Arfa (exinternacional con Túnez) vio rápidamente, cuando Hatem contaba con cinco años, que su hijo se interesaba por el fútbol. Precisamente fue su progenitor quien protagonizó, en el verano de 2012, un incidente muy llamativo a las puertas de la Federación Francesa de Fútbol, donde su hijo acudía a declarar por su comportamiento durante aquella  Eurocopa que conquistaría España por segunda vez consecutiva. En aquel escenario, el padre del malogrado futbolista francés trató de agredir a su agente, al mismo tiempo que le acusaba a voz en grito de que “hace tres años le había robado a su hijo” y que llevaba sin verle desde hace cinco meses, por lo que ahora intentaba darle ánimos para superar la difícil situación. Por su parte, el agente explicó a la prensa poco después que padre e hijo llevaban, efectivamente, un tiempo sin hablar, y le reclamaba “dignidad”. Irónicamente, cualquier aficionado neutral podría haberse unido a su padre, pero protestando que alguien, no sabemos quien, nos había robado su fútbol. 

Las “novias” de Ben Arfa, pese a lo ciclotímico de su rendimiento y lo convulso de su situación, siguen llamando a su puerta con un ramo de flores en la mano y una expresión inocente en el inmaculado rostro. Todas piensan que ellas pueden ser “la chica a la que el capitán del equipo de fútbol americano invite al baile”. Por ejemplo, según el diario francés L´Equipe, Ben Arfa (junto al actualmente sevillista Stéphane Mbia) podrían fichar por el Al Jazira, club entrenado por Eric Gerets, extécnico belga del Marsella, donde tuvo a sus órdenes probablemente al mejor Ben Arfa que hemos visto.

El estilo de juego de Ben Arfa se basa en el desborde puro, imantar marcajes del rival y deshacerse de ellos con suma habilidad y cambios de ritmo. Básicamente, es un futbolista que “elimina” contrarios para facilitar los ataques de su equipo, dejando a compañeros menos marcados y, por tanto, más predispuestos a crear peligro y anotar; ventaja fortalecida por su gran visión de juego y facilidad en el penúltimo o último pase.

Con sólo 28 años, este genio errante ha pasado por dos de los clubes más importantes de Francia: el Lyon, donde dio sus primeros pasos futbolísticos, y el Marsella, que pagó la mayor cifra de traspaso en su carrera (12 millones de euros). Tras dos temporadas y media en el conjunto marsellés, fichó en el mercado invernal por el Newcastle inglés, donde las visitas al médico comenzaron a ser más habituales que las de a los campos de entrenamiento. Tras su cesión al Hull City por parte de los ‘magpies’ en esta campaña 14-15, el Newcastle le dejó libre para firmar por el Niza e intentar recuperar en la arena playera el fútbol que perdió en el césped. Sin embargo, la FIFA bloqueó su traspaso por infringir la norma de jugar en más de 2 clubes en una única temporada. Actualmente, se le permite entrenar con el equipo de la costa azul francesa para mantener la forma pero, a pesar del interés de otros clubes (como el de Al-Jazira mencionado anteriormente), la idea del retiro temprano ha pasado por la cabeza de Ben Arfa. Un futbolista con un futuro brillante y prodigioso que sigue viviendo en el pasado, en los angostos bordes de la fotografía que ilustra este reportaje, donde aún tenía toda su carrera por delante e ignoraba lo que el futuro le deparaba. Ben Arfa y el fútbol que nunca vimos. 

Foto de portada: cadalool.com
Foto destacada: futbolprimera.es

Sergio G. Arias

Estudiante de Periodismo. Pienso, luego escribo. Colaborador en http://www.cineralia.com/ y Redactor en https://www.elfutbolesinjusto.com/ y http://www.loslunesseriefilos.com/

Un comentario en “Ben Arfa y el fútbol que nunca vimos

  1. Mi espanol es una mierda pero me asombro cuanto entiendes el futbol y el genio de Ben Arfa. Gracias por escribir algo con tanto talento y tan cierto, infelizmente, el genio es algo no solo raro, pero que poco puede entender.

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