Dani Navedo - Tras un Mundial tan «aburrido» en muchos sentidos, sobretodo en cuanto a lo que el juego se refiere, un poco de emoción se agradece una barbaridad. El fútbol volvió con fuerza tras el descanso y, si por la tarde el mundo hablaba de la eliminación de Brasil, la noche se tornó épica bajo el nombre de Uruguay.
Corrían casi las cinco de la tarde y el comentario era unánime: Brasil está haciendo su mejor partido del Mundial, están perfectos en defensa y en ataque brillantes todos sus jugadores combinando con rapidez. Al descanso, decía vía Twitter lo increíble que me parecían los comentarios que estaba escuchando, tanto por parte de los Maldini y compañía en la TV como en la propia red social, sobre el papel de Brasil en la primera parte frente a Holanda. No se si era la falta de fútbol bonito que estamos sufriendo a lo largo de todo este Mundial de Sudáfrica o simplemente un servidor es muy exigente, pero a mi no me estaba gustando la selección de Dunga. Una defensa que tiene hasta tres errores infantiles y que deja a Robben solo dentro del área hasta en dos ocasiones, no es una zaga digna de los elogios que estaba recibiendo. Por otra parte, en ataque tan solo tres chispazos de magia que, eso si, tras lo visto hasta el momento, sabían a gloria.
Pero Holanda se dio cuenta de que Brasil no estaba tan bien como la gente la pintaba y salió a morder. Un simple arranque de rabia que bastó para remontar el partido frente a la pentacampeona del mundo. Los errores infantiles que en la primera parte se habían saldado sin consecuencias, en la segunda mitad acabaron en la portería de Julio César y mientras Sneijder ponía por delante a su selección, Felipe Melo se autoexpulsaba con una de sus muchas patadas y pisotones absurdos. Intentó reaccionar la canarinha, pero la situación de verse por detrás en el marcador y tener que marcar si o si, era nueva para ellos. No fueron capaces de penetrar en una defensa holandesa que también había mostrado muchísimas dudas, además del fallo clamoroso del gol brasileño. Un quiero y no puedo que se traducía en balones al área ante los que los centrales rivales tenían toda la ventaja. Brasil no fue capaz de poner en apuros la ventaja de Holanda, mientras que estos últimos se arriesgaron demasiado al no matar el partido con las más que claras ocasiones que tuvieron en los últimos minutos.
En definitiva, comentaba en la previa que la gran diferencia entre estas dos selecciones estaba en la defensa, ya que Brasil se estaba mostrando mucho más solida que Holanda en este aspecto. Pero ayer la canarinha no tuvo ni la magia de antaño ni la solidez de Dunga. Robben y cia continua su andadura de cara a una final que se les pone muy de cara, mientras que el banquillo brasileño sufrirá un cambio que esperemos signifique la vuelta a los viejos tiempos, donde el toque y el espectáculo, eran la seña de identidad de esta selección.
No puedo acabar sin destacar el momento épico de la noche, cuando en el Uruguay – Ghana ya todo el mundo pensaba en los penaltis. La prórroga había demostrado que los africanos tenían mejor fondo físico, pero también había mostrado sus carencias una vez más, pues el juego de combinación no es lo suyo. En el último minuto Luis Suarez metió la mano salvadora y, aunque había hecho lo correcto, lloraba de impotencia sabiendo que había cometido una pena máxima que podría suponer el final de su andadura en el Mundial, lágrimas que cambio por alegría al ver como Gyan estrellaba el balón en el larguero. Suarez se perderá las semis con toda seguridad, veremos si le conceden la posibilidad de jugar la final si logran llegar, lo que a día de hoy está claro, es que salvó a su equipo sacrificando su propia participación.
La tanda de penaltis quedará para la historia. No porque Uruguay vuelva a una semifinal del Mundial muchos años después, no porque Gyan marcara por toda la escuadra el segundo penalti que tiraba en apenas unos minutos… sino porque Abreu demostraría estar muy loco. Todo el mundo pendiente del último penalti, el que podría dar el pase a su equipo a las semis, cualquier otro jugador se habría puesto nervioso, pero a Abreu no se le ocurrió otra cosa que tirar el penalti a lo panenka con una sutileza digna del mismísimo Zidane. ¡Grande Abreu!
3 Comentarios
Buenas, en el partido entre Holanda y Brasil, en la 1º parte todo hacia indicar un partido cómodo para Brasil, pero el gol en propia en la 2º mitad, y la expulsión de Melo, levantó a Holanda, que pudo marcarle más goles en la recta final.
En el Uruguay – Ghana, Luis Suárez se expulsa, y aunque podía ser el final de su Selección, Gyan falla el penalti, y después en el los penaltis, Uruguay gana. Será el el momento, o uno de los momentos, del Mundial. Saludos!
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No puedo evitar alegrarme de que Brasil se vaya de esta forma. Ni siquiera perdiendo fue capaz Dunga de buscar algo más de fútbol de ataque y retiró a Luis Fabiano, su hombre gol. Desde luego no traicionó sus ideas ni siquiera con el marcador en contra. El problema de perder así es que siempre quedará la sensación de que no lo has puesto todo en el campo, espero que el nuevo seleccionador traiga aire fresco y busque los triunfos con otra filosofía, no entiendo esa creencia de que hay que ser ultradefensivos para ganar. Si Dunga hubiera hecho eso dirigiendo a Eslovaquia o a Irlanda me parecería estupendo, pero a Brasil hay que exigirle mucho más.
Un saludo
Más que la expulsión de Melo , el gol en propia puerta de lso brasileños fue la que metió en el partido a Holanda y de qué manera .
Un saludo